La huelga de trabajadores de Iberia en el aeropuerto de El Prat se salda ya con más de un centenar de vuelos cancelados y vuelven a surgir las dudas entre los pasajeros que ven alejarse sus vaciones: qué indemnización nos corresponde y cómo reclamarla.

Según explica Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores FACUA, las aerolíneas tienen la obligación de dar de comer a los pasajeros mientras esperan por otro vuelo. Además, "les tienen que alojar en hoteles durante la espera al siguiente vuelo si no están en su ciudad, cubrirles todos los gastos que sufran mientras esperan a la reubicación en el siguiente vuelo y pagar compensaciones e indemnizaciones por daños y perjuicios que correspondan".

En este sentido, explica, las compensaciones que deben pagarnos pueden catalogarse en tres grupos: la compensación económica directa (que puede ser de 250, 400 o 600, dependiendo del kilometraje del vuelo), a la que tenemos derecho solo por el hecho de la cancelación, sin que la huelga sea eximente; la indemnización por daños y perjuicios (hotel, un vuelo de conexión perdido, entradas de espectáculos, etc.); y el daño moral, por ejemplo, si nos perdemos un evento importante como consecuencia de la cancelación o nos chafan la luna de miel.

En el caso de que suframos un retraso de varias horas, las compensaciones son las mismas que por una cancelación, ya que las sentencias de la Justicia europea "equiparan la cancelación a una llegada con tres horas de retraso, o más, a destino".

Pasos para reclamar

Para reclamar el primer lugar al que dirigirse es la compañía aérea que nos vendió el billete. Como, según advierte Sánchez, estas a menudo evitan pagar, el segundo paso es denunciar ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Si eso tampoco sirve, no nos queda mas remedio que ir a los tribunales. Si optamos por esta vía, es importante saber que si la cantidad que reclamamos es inferior a 2.000 euros, no hace falta que contratemos un abogado o procurador.

Rubén Sánchez advierte de que este es un proceso lento, "pero es nuestro dinero el que está en juego", añade, animando a seguir adelante con la reclamación "por mucho que nos mareen". "Que la gente no se asuste, esto no cuesta dinero, sino tiempo", concluye.