Tomarnos una cerveza fría en un bar o comprarla para hacerlo en casa nos cuesta ahora más que hace un año. El motivo lo encontramos en cada uno de los eslabones de su cadena de producción.

Empezamos por el campo, de donde sacamos la materia prima, los cereales. La malta, el trigo o la cebada han subido un 28% en el último año. A esto se suma el encarecimiento de los fertilizantes, y es que aunque los agricultores ya lo avisaban desde principios de año, la guerra de Ucrania ha ayudado más a este alza de precios.

En el siguiente paso, en el proceso de fermentación que se desarrolla en las fabricas, también notamos un encarecimiento. Y es que tener las máquinas en funcionamiento tiene un gran coste energético, ahora un 56% más que el año pasado por el aumento del precio de la energía.

El tercer eslabón, los distribuidores. A los proveedores les cuesta más caro hacer llegar esos tercios cañas o barriles hasta nuestros bares y casas por el 19% de aumento del precio de los combustibles.

Además, si la consumimos en un bar o restaurante, tenemos que tener en cuenta que los hosteleros están pagando más no solo por comprar esa cerveza sino también por mantenerla fría, de nuevo por el aumento del precio de la luz que se necesita para mantener en funcionamiento las neveras y frigoríficos.

Teniendo en cuenta todas estas subidas se traduce en unos mayores costes de producción que los productores de cerveza cifran en hasta un 20% más que hace un año. Así, cuando pedimos una en un bar nos cobran ahora entre cinco y diez céntimos más que en el pasado verano.