Los debates electorales televisados llegaron a España en 1993. En ese momento se enfrentaron por primera vez en la televisión José María Aznar y Felipe González. La situación era delicada: la economía estaba en una situación de inquietud y había corrupción política. Sin embargo, los candidatos se enzarzaron en otras cuestiones.

Para este primer debate estaba todo pactado: el color de la sala, la altura de las sillas, la temperatura la luz del plató... los asesores políticos no querían dejar nada a la improvisación. Eso llevó a los candidatos a enzarzarse por el turno de palabra y la posición para debatir.

El siguiente debate fue en 2008, y es recordado porque Mariano Rajoy reconoció no saber qué era el 'bonobús'. Pero este no fue el único "momentazo", explica Mamen Mendizábal, este también fue el debate de "la niña de Rajoy", utilizada por el candidato del PP para pedir el voto a los españoles.

En 2011, el candidato del PP, Mariano Rajoy confundió al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba con José Luis Rodríguez Zapatero.

Cuando en 2015 llegó el momento de debatir, los formatos se multiplicaron. El cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez estuvo marcado por la tensión: Sánchez llamó "indecente" a Rajoy, que contestó con un "Ruiz". El otro debate para las elecciones generales de 2015 fue el primer debate a cuatro de Atresmedia, en el que participaron Soraya Sáenz de Santamaría (en sustitución de Mariano Rajoy), Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.