La imagen más reciente del Mar Menor muestra la evidente diferencia entre el color de sus aguas en comparación a la del Mediterráneo. Sus 132 kilómetros de costa tienen un problema muy grave, pero no es nuevo, sino que lleva produciéndose desde hace 30 años.

Se trata de una zona turística desde los años 50, pero el problema es que las aguas residuales van directamente al Mar Menor. Además, se trata de una de las zonas de mayor actividad acuática deportiva. Así, los barcos y sus emisiones aumentan también la contaminación en sus aguas.

Otro de los problemas es que el campo de Cartagena es una gran zona de cultivo agrícola donde se utilizan nitratos. Esos nitratos entran por el subsuelo y por la superficie al Mar Menor mediante el arrastre de la lluvia.

Todo ello lleva fraguándose décadas, pero la DANA empeoró la situación, ya que los restos de las explotaciones mineras unidos a los nitratos de las zonas agrícolas fueron arrastrados por la fuerza de las lluvias.

Los nitratos, que ayudan a crecer las platas, también incrementan el tamaño de las plantas acuáticas y consumen el oxígeno de los peces, que acaban muriendo. Tan grave es la situación que muchos expertos creen que la situación no es recuperable, lo que supone un riesgo para el turismo y para el oficio de los pescadores.