En invierno, el consumo energético se dispara con el uso de la calefacción. Para intentar reducirlo, según explica el experto en Energía Jorge Morales de Labra, la clave está en controlar nuestros termostatos.

El termostato sirve para controlar la temperatura de una habitación, que deba estar en los 21ºC. Sin embargo, cuando encendemos la calefacción, suele parar un grado por encima. Este desajuste se debe a la histéresis.

Además, cada grado supone un 7% de coste. Por eso, cuanto menor sea la histéresis del termostato, más ahorraremos en calefacción.

A día de hoy, en el mercado hay una infinidad de tipos de termostatos: los hay analógicos; digitales, que son programables y se pueden controlar incluso cuando no estamos en casa; inalámbricos, con lo que puedes llevártelo a la habitación que estés usando... También hay otros aparatos, como las válvulas termostáticas, que se enchufan en el radiador y ayudan a controlar la temperatura de cada cuarto con precisión.

Morales indica que cada uno de estos objetos nos será más o menos útil en función de nuestro estilo de vida. Aun así, reconoce que un buen termostato digital se amortiza en un año con el ahorro en calefacción.