Cada español emite de media siete toneladas de gases contaminantes. De ellas, dos son por el uso de la calefacción. Depende del sistema que se utilice, y no todas contaminan por igual.
Las más baratas son las que menos contaminan, según explica Jorge Morales de Labra, experto en Energía. La calefacción de carbón, supone 4 toneladas anuales de contaminación por familia. Después, el gasóleo, que contamina unas 2,4 toneladas de CO2 al año; el radiador eléctrico, que contamina con 2,1 toneladas y que es uno de los más caros; y por último el gas natural, que suele ser la más común en las grandes ciudades y que supone 1,8 toneladas al año de contaminación.
Para mejorar la huella ecológica de la calefacción se recomienda usar biomasa, aerotermia o geotermia.
La biomasa emite 0,3 toneladas de CO2 al año en una vivienda media. Funciona con la combustión de pellets en una chimenea. Es un sistema más rentable en pueblos y es recomendable usar un mecanismo de autolimpieza. La desventaja de este sistema es que se necesita una salida de humos.
La geotermia implica utilizar el calor del suelo, tanto para calentar como para enfriar las viviendas. Este sistema empieza a utilizarse en algunas comunidades de vecinos y viviendas individuales. Contamina aproximadamente 0,5 toneladas al año.
Por último, la aerotermia, que supone utilizar el aire exterior para calentar o enfriar la casa. Se emplea para ello una bomba de calor. Tiene unas emisiones de 0,7 toneladas. Al igual que la geotermia, cada vez se van reduciendo más las emisiones, y es un sistema muy viable para instalar en pisos.
La primera motivación para optar por una de estos tres sistemas es la medioambiental, y en segundo lugar, la motivación económica. La biomasa cuesta del orden de 505 euros al año; la geotermia, 297 euros; y la aerotermia cuesta 440 usarlo durante el invierno.
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