Estamos en precampaña y conviene ser escéptico. En las últimas elecciones de Andalucía, el PP prometía una bajada masiva de impuestos. Pero ahora dice que no es posible y acusa de ello a la "herencia del PSOE".
El consejero de Economía de la Junta de Andalucía dijo: "Como tiremos de hemeroteca y pongamos lo que los líderes han prometido en campaña, no quedaría ni uno solo. Es un lenguaje de expresarse en campaña. La bajada masiva de impuestos no se puede hacer".
Ahora, Pablo Casado ha prometido reducir o directamente eliminar una gran cantidad de impuestos. Proponen bajar el IRPF un 40% y el el Impuesto sobre las Sociedades un 20%, es decir, beneficiar a las empresas y a las rentas altas. "Queremos bajar todos los impuestos. Suprimir donaciones, sucesiones, patrimonio", ha afirmado Casado.
Suena muy bien, pero el primer problema que Casado se encontraría sería Europa. El déficit del 2018, según ha adelantado la ministra de Hacienda, María jesús Montero, será del 2,6%. La buena noticia es que saldríamos del brazo corrector de Europa, pero entraríamos en el brazo preventivo, es decir, recortar el déficit estructural.
Casado se excusa en la afirmación de que bajando los impuestos se recauda más. Pero si vemos los datos de la bajada de IRPF del Gobierno de Mariano Rajoy, comprobamos que en los años 2015, 2016 y 2017 la recaudación bajó en casi 13.000 millones de euros. Entre los países de la UE, España es uno de los que menos recauda en relación con el PIB. Casado no ha especificado dónde reducirá el gasto si baja impuestos para cuadrar cuentas.