La mayoría de los menores de 35 años tienen comprarse una casa como uno de sus objetivos principales. Sin embargo, solo el 36,1% tiene ya una vivienda en propiedad, mientras que en 2011 era el 69,3%. Detrás de los datos, su precariedad. Más Vale Tarde analiza algunas de las trabas con las que se encuentran.

En primer lugar, las condiciones de las hipotecas han cambiado. Tras la crisis de la vivienda, los bancos solo conceden el 80% de las hipotecas, por lo que quienes quieren comprar deben abonar el 20% del domicilio con sus propios ahorros. Además, hay que asumir otra serie de gastos hipotecarios como la gestoría o la notaría.

Cantidades que, en la gran mayoría de los casos, se escapan a las posibilidades reales. En concreto, una vivienda de 150.000 euros conllevaría una entrada de 30.000 euros y unos 15.000 euros en gastos. En total, 45.000 euros que deberán abonar de sus propios ahorros.

Otra de las razones es la situación laboral de los jóvenes españoles. Mientras que a comienzos del siglo XXI era habitual mantenerse décadas en el mismo puesto de trabajo, en la actualidad los jóvenes tardan una media de 5 años en conseguir un empleo fijo, por lo que suele ser habitual los cambios de empresa.

Además, entre 2011 y 2020 los salarios medios de los jóvenes solo han subido 79,23 euros, mientras que los precios han subido prácticamente el doble, un 9,2%. En concreto, el precio de la vivienda ha aumentado un 8,5% en tan solo un año.