En Palomares, Almería, cayeron cuatro bombas nucleares estadounidenses hace 57 años y a día de hoy no se resolvió un asunto fundamental: la limpieza de las tierras radiactivas tras uno de los accidentes más peligrosos del siglo XX.

Fue un 17 de enero de 1966 cuando, sobre el mar de Alborán, un bombardero nuclear de Estados Unidos cargado con cuatro bombas termonucleares chocó con el avión cisterna que lo abastecía de combustible. Dos se incendiaron y otras dos se recuperaron. Estas se encuentran ahora mismo en el Museo Nacional de Ciencia e Historia Nuclear, situado Albuquerque (Nuevo México). La entrada para verlas cuesta 15 euros y sirven para ver la evolución de la ciencia nuclear.

Por su parte, las bombas que se incendiaron estaban cargadas de plutonio y eso generó preocupación entre los vecinos. Manuel Fraga, que entonces era ministro de Información y Turismo, se metió al agua del mar junto con el embajador de EEUU en España para tranquilizar al pueblo de Palomares y a toda España. Pero era una manera de vender una falsa realidad de limpieza nuclear en la zona. Entonces, el país norteamericano se comprometió a hacer una limpieza exprés de toda la zona para eliminar lo que se vendía como muy poco material radiactivo.

El 17 de enero de 1966 se produjo el accidente y en marzo de ese mismo año, EEUU hizo una primera limpieza de la zona. En 2007, el Ciemat, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, localizó plutonio en 40 hectáreas. En 2010, el Ciemat diseñó un proyecto de limpieza de la zona contaminada, y ya en 2015, EEUU y España acordaron un memorándum de limpieza por el que se llevaría EEUU parte de esa tierra.

Ahora en 2023, parece que Estados Unidos se compromete a llevarse esas tierras. Esto coincide con la reunión entre Joe Biden y Pedro Sánchez, donde estará sobre la mesa este asunto. Pero la realidad es que han pasado 57 años y las tierras de Palomares en Almería todavía siguen contaminadas.