"Chavista", "comunista" e, incluso, "fascista". Estos son algunos de los adjetivos que se han atribuido al movimiento político liderado por Pablo Iglesias.

Esta "iniciativa" comenzó con las palabras que Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, dedicaba a Pablo Iglesias en su blog.

"Podemos está con el chavismo, con el castrismo y está con ETA", declaraba Aguirre en su espacio personal en la Red.

A raíz de esta situación, Podemos tuvo especial protagonismo en la escuela de verano del Partido Popular.

Carlos Floriano, vicesecretario de Organización del Partido Popular, tachaba al partido de moverse entre el "populismo bolivariano de un telepredicador que quiere subvertir nuestra democracia".

Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, señalaba incluso que "hay que tener la cara muy dura para llamar 'casta' al resto desde un escaño del parlamento europeo".

A Podemos le han llovido acusaciones de todo tipo. Desde "frikis" hasta "radicales antisistema".

Hasta el expresidente del Gobierno Felipe González ha descalificado a la fuerza política. Considera que "una alternativa bolivariana para España o para Europa sería una catástrofe sin paliativos".

Sin embargo, la voz cantante en esta guerra abierta contra Pablo Iglesias y su grupo la sigue llevando Esperanza Aguirre. Su comparación entre las técnicas de manipulación del comunista Munzenberg y el nazi Goebbels con el discurso político de Podemos no ha pasado desapercivida para muchos.

De momento, comunismo, propaganda nazi y, ahora, fascismo italiano son los últimos vínculos que se atribuyen a la formación de Pablo Iglesias.