Los métodos para copiar en los exámenes son tantos como personas que los utilizan. Hoy en día incluso podemos encontrar dispositivos de los que aseguran ser casi imperceptibles por su diminuto tamaño, aunque Susana Parra, profesora de Bachillerato, asegura en Más Vale Tarde que "hay gente que no lo disimula bien": "Aquí hay grados también".

La docente de Lengua y Literatura explica que en algunos centros se obligaba a usar coleteros o se pedía a los alumnos que se retirasen el pelo de las orejas para asegurarse que no llevaran un pinganillo, pero señala que los dispositivos de ahora "hasta con la cabeza rapada se van a disimular".

Sin embargo, destaca que, según su experiencia, "se acaba notando" quién los utiliza, pues "el que utiliza pinganillo redacta sin sentido" y se aprecia en la redacción que hay una falta de coherencia en los textos. "Si aplicaran todo ese ingenio para el bien, qué estudiantes tendríamos", apunta Iñaki López.