Cuando vamos a hacer la compra, especialmente en estas fechas navideñas, buscamos un buen producto, pero ¿cómo podemos saber si es fresco o descongelado? Pablo Ojeda recomienda en Más Vale Tarde no ir con prisas porque "si nos fijamos un poquito, somos capaces de distinguir de manera muy natural cómo elegirlo".
El nutricionista indica que la primera clave para saber si un pescado o marisco está en mal estado es el olor. "Si huele a amoniaco, directamente fuera", advierte, y comenta que para detectar si una gamba es congelada, debemos fijarnos en la piel, que "sufre más y se queda cuarteada".
Además, hay que prestar atención a los ojos, pues "no es la clásica bolita negra. Están más camuflados", indica, así como a los bigotes, que a causa del proceso de congelación y posterior descongelación suelen partirse.