Cada día en España se registran 11 denuncias de delitos de usurpación de identidad -en 2020 (4.321) hubo casi el doble de casos que en 2019 (2.911)-. Muchos de estos casos surgen a raíz de transacciones online falsas, y los ladrones de identidad usan ese nuevo perfil para estafar.

Es precisamente eso lo que ocurrió a Joan, aunque él no fue suplantado entrando en ninguna página web falsa o tratando de comprar algo por internet, sino cuando buscaba trabajo. Concretamente, recibió una oferta para repartidor de pizzas, un trabajo con el que según el anuncio podía ganar 2.5000 euros al mes.

Le avisaron de que tenía que enviar sus datos porque había sido preseleccionado, y le prometían una llamada en 24-48 horas. Pero esa llamada nunca llegó y lo siguiente que supo fue que dos peses después la Guardia Civil se personó en su casa.

"Tenía orden de detención y me vi obligado a buscarme a un abogado", ha explicado en Más Vale Tarde. Su abogado le aconsejó interponer una denuncia como víctima de un delito de estafa, de usurpación de identidad y de falsificación de documento privado. Pero esto es algo difícil de demostrar.

Asegura que con este calvario que ha vivido ha sentido miedo: "Me paso las noches llorando en casa. Dicen que debo 21.000 euros y si tuviera ese dinero no estaría repartiendo pizzas".