Salir no es nada fácil, pero después hay que lograr entrar. Y una vez en España, empiezan los trámites. Para solicitar protección internacional lo primero que hay que hacer es una entrevista.

En la práctica, entra en un limbo en el que no es un "ilegal" pero tampoco tiene papeles. Desde que tiene la cita, no puede ser expulsado de España, pero no puede identificarse. Ningún documento prueba físicamente la existencia de la cita.

Puede ser parado por la Policía, pero no tendrá nada que mostrar. En muchos casos, tampoco podrá explicarse, porque ni siquiera conocerá el idioma.

Algo que no pasa si logran entrar en avión. Muchos pagan miles de euros para llegar a Barajas, via Sudamérica, con documentación falsa. Al aterrizar, el trámite es inmediato.

Algo parecido a lo que ocurre en las ciudades de Ceuta y Melilla. Pero primero hay que lograr que las autoridades marroquíes les dejen pasar.

Muchos de los solicitantes de protección no quieren quedarse. Muchos ni siquiera querían venir. Lo que quieren es vivir en su país.

En su país están libres pero en España son ilegales. Sin derechos, sin papeles, sin sanidad, sin recursos, sin hogar. Esperando hasta cinco meses para empezar a ser escuchados.