Era el año 1992. Miguel Induráin gana su segundo Tour de Francia, el entonces Príncipe Felipe es abanderado en las Olimpiadas de Barcelona y Curro, la mascota de la Expo de Sevilla, se convierte en la estrella del verano. El mismo verano en el que Alfredo Pérez Rubalcaba llegaba a la política.
Profesor universitario, aficionado al atletismo, Rubalcaba cambió las clases por el Congreso de los Diputados. Y su primera comparecencia ante la prensa fue una declaración de intenciones. Y eso fue lo que hizo cuando inauguró el curso escolar en un colegio público.
Pero a Rubalcaba el cargo no le duró mucho: un año después, Felipe González le nombró Ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes, una cartera que él estrenó. Ese fue un periodo complicado para el ministro en el que se le relacionó con los GAL. Algo que él siempre ha negado.
En 1996, José María Aznar ganaba las elecciones. El Gobierno se ponía en manos del Partido Popular y a los socialistas les tocaba ejercer de oposición. Rubalcaba, elegido diputado por Madrid, se convirtió en uno de los imprescindibles del PSOE hasta el punto que el nuevo Secretario General, Joaquín Almunia, le introdujo de nuevo en la lista electoral.
Pero en 1998 el Partido Socialista volvió a perder las elecciones y el partido volvió a cambiar de líder. José Luis Rodríguez Zapatero también tenía reservado para Rubalcaba un puesto relevante. Además de introducirle en el Comité Federal del Partido, decidió encargarle a él las relaciones con el Gobierno de Aznar en la lucha contra ETA.
El 14 de marzo de 2004, tres días después de los atentados de Atocha, Zapatero se convierte en presidente del Gobierno. El PSOE obtiene 164 escaños y Rubalcaba, para algunos el responsable de la victoria, se convierte en portavoz de los socialistas en el Congreso.
Pero el nuevo presidente decidió que volviera a ocupar una cartera, en esta ocasión la de Interior, cargo al que llegó como sustituto de Jose Antonio Alonso. Alguna de las medidas que aprobó fue el carné por puntos. En su segunda legislatura, el presidente Zapatero le mantuvo en el puesto. De nuevo, Rubalcaba se quedaba con Interior y, de manera eventual, también con Defensa durante la baja maternal de Carme Chacón.
Rubalcaba era popular dentro del Partido y entre los ciudadanos, por lo que no sorprendió cuando, manteniendo su ministerio, fue nombrado vicepresidente primero y portavoz del Gobierno en el Congreso en 2010. Compaginó los tres cargos hasta 2011, cuando dimitió para dedicarse por completo a sus funciones como candidato del PSOE en las elecciones generales de noviembre de ese mismo año.
Los ciudadanos no le respaldaron en las urnas: el Partido Popular ganaba, y el PSOE obtenía los peores resultados electorales desde la restauración de la democracia en España. Ya, como líder de la oposición, decidió presentar su candidatura como Secretario General del PSOE.
Le tocó competir con una antigua colega de Gobierno, Carme Chacón, a la que ganó por 22 votos. Desde aquella victoria, Alfredo Pérez Rubalcaba se convertía en el miembro más importante del Partido Socialista Obrero Español. Hoy ha anunciado que deja la política de manera definitiva.