Rocío tiene dos hijos. Su marido, ha podido estar con ellos, y reconoce que su hijo "está un poco nervioso y todo el rato hace preguntas". Explican que ahora les toca vivir en una casa de acogida hasta que supuestamente les adjudiquen una vivienda.
Rocío entiende que su forma de protestar ante al alcalde se debió a sentir "un momento de impotencia y de furia y de que el alcalde era consciente de mi desahucio y no ha hecho nada, cuando él me podía haber ayudado antes". Además, explica que, todavía no ha visto a sus hijos, porque "no sé ni qué les voy a contestar".