Un vividor que ni en el exilio quiere renunciar al hedonismo. Es el retrato del rey Juan Carlos I que pinta un nuevo libro biográfico, 'Mi rey caído', obra de la periodista Laurence Debray y que este miércoles se publica en Francia. En él, la autora sostiene que al monarca emérito "le encantan las mujeres. Le encanta comer. Le gusta beber. Realmente no le gusta ser rey. Y no se disculpará por vivir".

Tras verse con el que fuera jefe del Estado en Abu Dabi, Debray relata su encuentro con él, detallando incluso su vestimenta: "El hombre que sucedió a Franco está vestido como un jubilado estadounidense: al diablo con los disfraces, lleva tenis, jeans, una camiseta (...)", precisa.

Cuenta que la intención de Juan Carlos I era trasladarse a Portugal, donde vivía su familia exiliada por Franco, pero que no le dejaron, por lo que se marchó a Emiratos Árabes. "Desde aquí no molesto a la Corona", afirma el emérito, citado en el libro, desde su nueva residencia, adonde se trasladó en verano del año pasado tras los sucesivos escándalos por su patrimonio opaco en el extranjero.

Entre las intimidades que el libro desvela de quien fuera rey de España, está el dolor porque su hijo, Felipe VI, se haya desmarcado de él. La biografía habla incluso de "una puñalada simbólica" por parte del actual monarca: "Felipe no descolgó su teléfono el 5 de enero, el cumpleaños número 83 de Juan Carlos".

En el libro, la autora cuenta que Juan Carlos I ha perdido 12 kilos durante su estancia en Abu Dabi y que mantiene una constante relación con la reina Sofía, mientras que sus hijas, las infantas Elena y Cristina, le visitan tres o cuatro veces al año. Las relaciones con Felipe VI, en cambio, estarían rotas.

Habla también de cómo conoció a Francisco Franco con 10 años y, preguntado, literalmente, acerca de qué aportó el dictador, responde que "una clase media". "Sin ella, yo no habría podido hacer la transición", afirma Juan Carlos I, que dice no entender por qué a la gente le gusta tanto el poder.

Pero, ¿volverá Juan Carlos I a España? Según la autora, ese es su deseo, y afirma que el emérito "espera que los españoles avancen pronto y que pueda morir en paz en su país". De hecho, preguntado acerca de sus sensaciones tras el funeral del duque de Edimburgo, Juan Carlos I responde que ahora debe pensar en su propio entierro.