"El escaño de la vergüenza", así rezaba la silla que ocupa actualmente Rafael Blasco en Les Corts Valencianas, y en el que no se volverá a sentar , según su entorno. Esta decisión es fruto de la condena a 8 años de cárcel y 20 de inhabilitación, por el 'caso Cooperación'. "Rafael Blasco ha sido el símbolo de la corrupción del Partido Popular durante todos estos años".
Pero anteriormente lo había sido del PSOE, hasta que le juzgaron por corrupción urbanística. Fue repescado por Zaplana y ha conseguido ser el político valenciano cuyo nombre ha coronado más consellerías. Presidencia, Urbanismo, Obras públicas, Vivienda, Sanidad, Inmigración, y de Solidaridad. Y aquí acaba su carrera política, cuando se destapó el 'caso Cooperación'.
Una trama que el juzgado ha corroborado. 1.800.000 euros destinados a Nicaragua fueron desviados para comprar pisos y garages en Valencia. Era evidente el desprecio con el que sus integrantes trataban a los verdaderos destinatarios de la ayuda. "Tenemos que priorizar lo nuestro antes de lo de los negratas", le decía Augusto Cesar Tauroni.
A Nicaragua sólo llegaron 43.000 euros. El juez considera probado que Blasco presionó y hasta sustituyó a funcionarios para que otorgaran los concursos a las empresas de su trama. "Respecto al señor Blasco, resulta patente su papel de director. En todo momento dirige a sus colaboradores con el fin de lograr sus propósitos".
Blasco negó en el juicio todos los cargos. Se presentó como una víctima, y sus afirmaciones provocaron la risa a más de uno. Pero el juez no le ha creido y le ha condenado junto al otro cerebro de la trama, el empresario Augusto César Tauroni, a 8 años de prisión. En total, ha repartido 43 años entre todos los imputados.
Pero les queda un halo de esperanza, la sentencia no es firme, como bien recuerda el expresidente Francisco Camps. "Que yo sepa no hay nada en firme a día de hoy". Pueden recurrir al Supremo, algo que Blasco todavía no ha confirmado. El exconseller todavía está pendiente de otros dos juicios, por un supuesto desfalco en la concesión de subvenciones, y por el fallido proyecto del hospital de Haití.