David Jurado había entrado al colegio, como cada mañana, a las ocho. Ya llevaba una hora de clase cuando empezó a encontrarse con alumnos que bajaban desorientados al patio. "Mi papel fue proteger a los alumnos, yo vi que bajaban todos en estampida, que había niños pequeños por el edificio y lo único que se me vino a la cabeza era que ninguno saliera herido".
En ese momento sonó la alarma del instituto. Subió al pasillo de donde provenían los gritos y entre alumnos y profesores que corrían presos del pánico, encontró al agresor: "Los alumnos lloraban. Se abrazaban. 'Lleva un cuchillo, gritaban. Está loco. Nos quiere matar a todos'. Entonces lo vi pasar con un cuchillo en la mano", cuenta el profesor.
Pero David no se dejó llevar por el miedo. De espíritu aventurero, es Licenciado en Educación Física y Psicología Alternativa. Su empresa, 'Perfeccionamiento Global', enseña métodos y técnica de autocontrol y trabaja regularmente con fuerzas de seguridad. Armado con un palo ante el desconcierto de la situación, acudió al segundo piso, donde le habían dicho que estaba el chico.
"Me presentaron un escenario perfecto para cuando yo llegué allí, lo cual me ayudó mucho, y en lo único que pensaba era que ningún alumno estuviera herido así que tiré para arriba y punto". Al llegar al segundo piso vio al agresor. Según relata su maestro llevaba un cuchillo, un pico, una ballesta y en ese momento manipulaba una botella de cerveza con la que preparaba un cóctel molotov.
El niño deliraba. Repetía unas palabras que David le contó a la Policía, pero que no quiere volver a pronunciar. "Con el tema tan sensible que es, es dar vueltas sobre algo que no tiene más cuentas", explica David Jurado.
Poco a poco, con mucha prudencia, David convenció al menor para que dejase las armas. Se fue acercando a él, sin dejar de hablarle, hasta que el niño se vino abajo. "Entonces se derrumbó, lo abracé y empezó a llorar como el niño que es y como el niño al que yo daba clases". "Fuera del brote que tuvo es una persona fantástica, logré conectar con él y no hubo ningún problema para que dejara las armas".
David era su profesor. Impartía clases en el Joan Fuster desde el curso pasado. Ayer se convirtió en el héroe de la historia, el hombre que redujo al menor y permitió que la situación acabase con la entrada de los Mossos.