Antonio Arroyo, prestamista que firmó el préstamo por el que Umberto sufrió un desahucio, afirma que se pone en la piel de la persona desahuciada siempre que sucede, pero añade un matiz: "evidentemente, esto es un negocio".

Para las familias que acudieron a él, más que un negocio se trata de una pesadilla. Bely Arias, una de las afectadas por el desahucio, cuenta que no tuvieron tacto con ella, simplemente le pidieron las llevas, cambiaron la cerradura, y la dejaron en la calle. Bely asegura que ella intentó pagar, pero que cuando llegaba a la cantidad acordada le pedían otra cantidad, y cuando intentaba llamar no le cogían el teléfono.

Antonio Arroyo sostiene otra versión, y asegura que después de dos años esperando no querían pagarle, por lo que tomó la decisión de sacar adelante el desahucio.

Luis, otra de las personas que se siente estafada, cuenta cómo pidió un crédito de 4.500 euros, y que tan sólo tres meses después, ya le pedían 18.000, que lógicamente no puede pagar. Ahora se ve con un pie en la calle, porque su casa era la garantía del pago.

Los afectados sospechan que Antonio Arroyo se pone de acuerdo con algunos notarios, aunque el prestamista sostiene que lo explica todo de manera muy clara. "Ellos te lían y te involucran, pero lo que quieren es quitarte tu piso", asegura Luis.