Los padres de Tamara fueron asesinados por ETA el seis de abril de 1990. Recibieron varios disparos cuando salían de un bar en el casco viejo de San Sebastián. A él le pegaron un tiro y a ella por ser testigo, más de lo mismo.

Elena Moreno era ama de casa y Miguel Paredes trabajaba de lo que iba saliendo. Su hija confiesa que su padre era muy echado para delante, decía lo que pensaba y en esa época no se podía decir nada contra ETA.

El 6 de septiembre de 1980, la banda terrorista asesina de un tiro en la nuca al padre de Fernando, el policía Nacional Basilio Altuna. Los asesinos huyeron y hasta ahora nunca más se supo. El sumario se abrió un 23 de diciembre y 24 horas después, se dió carpetazo.

Son dos casos recogidos en el libro "Agujeros del Sistema", más de 300 asesinatos de ETA sin resolver, una obra promovida por el colectivo de víctimas del terrorismo, Covite. En él se recogen negligencias, pruebas desechadas, sumarios que han dormido durante años en un cajón.

Se han cerrado asesinatos en 24 horas, hay información policial que no se incluye en sumarios, informes que llegan 20 años después. Es inexplicable y hablamos del 40% de los asesinatos de ETA. Por ejemplo, el intento de asesinato de José María Aznar se investigó durante 11 años y sigue sin resolver.

El libro documenta sumarios destruídos, como el del periodista  José María Portell, asesinado en 1978. O el atentado de Antonio Ramirez y su pareja Hortensia González un año después, prescrito, pese a que en 1981 se localizó el arma, tras la desarticulación de un comando, pero nadie fue imputado.

Covite va entregar el libro en la Fiscalía General del Estado, para que las pruebas se incluyan de nuevo en los sumarios, aunque hayan prescrito