Miles de fieles recibieron al papa en Valencia en julio de 2006 sin saber cuál sería el precio de la visita, porque según una auditoria de la actual Generalitat Valenciana, sólo el altar costó 1,5 millones de euros a los valencianos.

Y no es el dato más llamativo, porque el gobierno de Francisco Camps se gastó más de 3 millones de euros en urinarios, casi dos millones en hoteles para el séquito papal y sus invitados y 500.000 euros en maceteros, jardínerías y vallas. "Aquella época de vino y rosas ha acabado en resaca", se lamenta Ximo Puig.

Además, también habría que sumarle el contrato de las pantallas para retransmitir la ceremonia que acabó en manos de la Gurtel por 7,4 millones de euros. La trama sentará pronto en el banquillo a Juan Cotino y a toda Gürtel.