En los últimos seis meses cuatro mujeres han sido asesinadas en diferentes puntos de la Comunidad Valenciana, todas ellas con el mismo 'modus operandi'.

Todas fueron estranguladas, y en tres de los casos su cuerpo fue arrojado a una acequia. Sin embargo, tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional insisten en que no hay conexiones entre los crímenes que indiquen la existencia de un asesino en serie en la región.

El periodista de 'Las Provincias' Javi Martínez ha asegurado que los investigadores "intentan descubrir algún nexo más allá de los ya conocidos", pero las evidencias son claras: "Las víctimas no se conocían, frecuentaban ambientes distintos y sus perfiles son distintos".

Aun así la tensión es evidente. La primera de las víctimas fue Alicia, de 45 años. Su cadáver se encontró el 6 de noviembre en una acequia de La Hoya, en Elche, a unos 200 metros de su casa. Ocurrió el pasado 6 de noviembre, a plena luz del día, cuando paseaba a su perro por la zona.

Florina Gogos fue la segunda víctima. Ejercía la prostitución en Valencia, y tan solo tenía 19 años cuando el 8 de enero acabaron con su vida. Su cuerpo apareció en otra acequia, pero la investigación se centró en unas amenazas que la joven había recibido en el entorno de la prostitución.

En Masarrojos encontraron el cadáver de Olga Pardo, de 43 años, el 6 de abril. De lo que ocurrió no hay testigos ni restos biológicos en el cuerpo de la víctima que relaten lo sucedido.

La última de las víctimas es Andrea, una colombiana de 41 años vecina de Burriana, Castellón. Su cuerpo, con signos de estrangulamiento, apareció el 22 de abril a las afueras del municipio, en un paraje natural frecuentado por agricultores, vecinos y turistas.

Similitudes que están sembrando el pánico entre los vecinos de la región. "Miedo sí que hay", afirma una vecina que sostiene que no quiere "ni salir a la calle". Ahora, los investigadores tratan de resolver los cuatro asesinatos.