Es tan difícil pronunciar su nombre, que había que buscarle una manera de llamarla. Corinna Sayn Wittgestein está en boca de medio mundo. Y es que, en cuestión de meses, ha pasado de ser una mujer prácticamente desconocida, a convertirse en la mujer de la que todo el mundo habla. Precisamente por ello, la prensa se esfuerza por encontrarle el nombre adecuado.

Aquí en España hemos sido cautos. ‘Princesa Corinna’ y ‘Amiga del Rey’ son las dos formas más habituales para referirse a ella en los medios españoles. A excepción de alguna que otra originalidad como "la imponente rubia", de La voz de Galicia, o “la conseguidora”, como la identifican en Vanity Fair.

Sin embargo ha sido la prensa internacional la que ha ido mucho más allá, dando matices a su sonada amistad con el monarca. En la prensa francesa se refieren a ella como ‘La gran amiga de Juan Carlos’ o como ‘La tierna amiga del Rey’. Descripciones similares a la que ha hecho la prensa italiana, donde dejar caer esta cercana amistad con titulares como ‘La amiga afectuosa del Rey’ o en la prensa alemana, ‘Algo más que una amiga para el monarca’.

Pero también hay quién ha visto a Corinna como algo más que la amiga del Rey: en La Stampa, identifican a esta ‘rubia imponente’ como ‘La alemana que avergüenza a Juan Carlos’, e, incluso, como ‘La princesa rubia que hace temblar a la monarquía española’.

Pero nadie mejor que uno mismo para describirse. Gracias a las entrevistas que Corinna ha concedido en los últimos días sabemos cómo se define así misma: "estoy acostumbrada a moverme en un mundo de hombres, pero en nigún caso soy esa mujer fatal con la que se me ha querido identificar”, o como dijo para El Mundo, “Soy mujer, y encima rubia, lo cual complica las cosas aún más”.

Aunque por desgracia es así como se la suele conocer: esa mujer rubia que, en algunos planos, se cuela detrás del rey.