"Cómo apaguéis el teléfono, daros por muertos". Casi 40 horas de terror: retenidos, amenazados y con sus familias escuchando cómo iban a ser descuartizados. "Si no obedece le mandaremos a su hijo hecho trocitos en una caja de zapatos". Pero los secuestradores eran seres invisibles, es lo que la policía llama 'secuestro virtual'.
Así fue el infierno vivido por los integrantes del grupo musical vasco 'Delorean' en la ciudad de México. Jamás estuvieron secuestrados, pero ellos estaban convencidos de lo contrario. El teléfono de la habitación del hotel sonó de madrugada. "Somos del cartel de 'Los Zetas'", les dijeron. Les obligaron a destruir sus móviles españoles, a sacar dinero y a comprar otros móviles mexicanos.
El grupo se dividió. Dos fueron a un hotel, otros dos, a otro. Siempre sin dejar de hablar con los supuestos narcos. Tras recopilar suficiente información, llamaron a sus familias y les exigieron 300.000 euros por su supuesto rescate. En un contacto con la familia, uno de los delincuentes fingió que estaba apaleando a uno de los músicos.
Los padres decidieron denunciar a la Ertzaintza. Junto a la Sección de Secuestros de la Policía, descubrieron que el número de uno de los móviles de los mexicanos era el mismo que usaron una semana antes los secuestradores virtuales de Manuela, una catalana cuyo jefe pagó 100.000 euros para liberarla.
'Delorean', Manuela y un tercer caso en dos semanas. Un empresario catalán sufrió exactamente lo mismo a finales de septiembre, amenazado de muerte si no pagaba 60.000 euros de rescate. La mayoría de los secuestro virtuales se realizan íntegramente desde las cárceles con apoyos externos, y apenas son denunciados.
La pregunta es si esta modalidad cruzará el charco y se instalará en nuestro país. ¿Creen que aquí se darían las condiciones para que los secuestradores salieran triunfantes?
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