Más de 200 páginas de atestado policial, y desde la segunda ya se destaca el posible móvil de Bretón. "Un móvil pasional, en el que podría estar integrada una comisión mixta por celos y venganza (...) Bretón pareció pasar de la animadversión a la pasión". Una dualidad que salpica todo el sumario, con un punto de inflexión claro. El 15 de septiembre de 2011 Ruth abandonó a Bretón.

23 días después, desaparecieron sus hijos. Esas tres semanas previas fueron claves. Bretón, que estaba en el paro, se encontró sin mujer, sin casa y alejado de sus hijos. Al principio reclamó la custodia exclusiva, pero terminó pidiendo una segunda oportunidad por carta horas antes de llevarse a Ruth y José.

"Ya en aquel momento ese interés mostrado por José Bretón para llevarse a sus hijos ese fin de semana no pasó desaparcibido a su esposa (...) Ese día, Bretón le regaló a Ruth unas flores y le entregó una carta manuscrita de cinco folios con la intención de que cambiara de opinión".

Su letra espigada, sin un renglón torcido, se ha visto después, en sus misivas enviadas desde prisión en estos 20 meses. Pero en el atestado policial aparece una primera carta a Ruth, dispuesto a todo por recuperarla. "Déjame volver el domingo, no me hagas encadenarme pidiendo una oportunidad, déjame quedarme un día, envenéname y tírame al río, por lo menos moriré feliz [...] ¿Cuál es el impedimento?"

Preguntas que quedaron sin respuesta. Como todas las notas que encontró la policía en los registros. Bretón se define como una mala persona, con manías, escrupuloso, que prefiere hacer daño antes de que se lo hagan y en su lista de tareas incluye la expresión "Ruth no existe".

Solo dos días después de desaparecer sus hijos, Bretón arremetía contra Ruth y así lo relata en el sumario el policía-sombra, del que ya ha informado 'Más Vale Tarde'. El texto establece que Bretón "no muestra ningún cariño por su mujer, todo lo contrario, peor no se puede hablar de una persona (...) Hablando mal de su mujer se siente muy cómodo, dice que no la quiere y que nunca la ha querido (...) Que él no quería tener hijos".

En esta ocasión mostraba su cara más dura, la que sin escrúpulos habla de intimidades con su mujer y hasta asegura que ella tuvo una relación paralela con un amigo de la infancia. Desaparecidos sus hijos, Bretón se quita la careta de marido entregado. Quizás porque, como también dijo, se la tenía guardada a Ruth.