Carlos Areces era uno de los actores que iban a entregar un Goya, era porque lo previsto no fue así tras una rocambolesca historia. El pasado cuatro de febrero la Academia confirmaba que era uno de los elegidos. Sin embargo, antes de la entrega de los premios, Areces recibía un papel que tenía que firmar. Él se negó y esperó tranquilamente a la celebración.

Pero esa celebración nunca llegó, le ofrecieron firmar un documento para seguir a rajatabla lo que estaba dispuesto para los tiempos de la gala. Sin chistes ni comentarios anexos. Nada de salirse del guión acordado. 

"Yo no puedo firmar eso, cada vez que me presentan un guión siempre lo reescribo. Voy a las galas a colaborar, encantado y espero que se me presuponga profesionalidad", explica Areces. De nuevo, Areces se negó. Aunque esta vez la sorpresa para él fue mayúscula: al no firmar, tampoco pudo estar en el backstage ni el patio de butacas. Argumenta la Academia que ya no había sitio.

Ante esta situación, tal y como ha confirmado a 'Más Vale Tarde', Areces cogió un taxi y se fue. Desde la productora de la Acadamia de los Goya, también han confirmado lo ocurrido. Argumentan que esa cláusula a firmar es obligatoria para todos los presentadores.

Emiliano Otegui, productor ejecutivo de los Goya, responde que "esto se trata igual que si fuera una película, se recoge a los actores, se les da un guión y deben decir lo que dice el guión. No se permite que un actor diga lo que quiera en una película". 

Areces ni llegó al photocall y sólo se le vio en Twitter minutos antes de irse de la gala con un lazo naranja de protesta por los trabajadores de Radio Televisión Española.