El 13 de mayo, sobre las 12 del mediodía, menos de 24 horas después de que Carrasco fuera tiroteada, dos policías de Burgos especializados en homicidios llegan a la comisaría de León para echar una mano.

Les cuentan que Monsterrat está muy angustiada y quiere hablar con alguien relacionado con la investigación, los dos policías se reúnen con ella a eso de las 15:00.

Monsterrat, muy nerviosa y agobiada, dice estar harta del calabozo: no le gusta la comida y va a cometer una locura. Los agentes, con el objetivo de generar una situación agradable, le ofrecen un bocadillo de jamón y le dicen que puede quedarse allí con ellos si así está más tranquila. Monsterrat, muy preocupada por su hija, insiste en que Triana es inocente y que ella es la única culpable.

A las 18:00, Triana llega a comisaría y los policías deciden que madre e hija se vean. Se abrazan y, en presencia de los agentes, comienzan a hablar entre ellas sobre su detención. Hay buen ambiente entre ellos y las detenidas. Entonces Montserrat pregunta que cuándo les van a tomar declaración. Los policías contestan que están buscando el arma del crimen en el río y que hasta que no la encuentren no lo harán.

Montserrat les recomienda no usar su tiempo porque el arma no está allí. Afirma que la tiene una persona pero que no puede decir quién.Y entonces sucede: madre e hija tienen una pequeña discusión y Triana, entre dientes, advierte a su madre: "Ni se te ocurra decir quién tiene el arma, que es Policía Local".

Los policías están perplejos, no pueden creer lo que han oído. Son, aproximadamente, las 19:15. En ese momento, los agentes comunican lo escuchado a sus superiores.

Una media hora después, el jefe de delincuencia urbana entra en la sala: han recibido una llamada de alguien que asegura tener el arma y que es policía.

Un arma del que no había ni rastro desde hacía 30 horas, aparece tan solo 30 minutos después de que la Policía sepa que la tiene un policía local. Raquel Gago y su coche aparecen en comisaría. Son las 9 de la tarde.