Ángel Sanchís estaba predestinado a acabar negociando con cítricos. Sus padres explotaban una finca dedicada al cultivo de naranjas en la localidad valenciana de Alba. Sin estudios superiores, se trasladó a Barcelona donde trabajó en una frutería. De ahí, varios trabajos y ciudades, incluída Badajoz donde conoce a su mujer.

Tanto diversifica sus negocios que Sanchís acaba montando una empresa de fabricación de chorizos. Todo va bien hasta 1967. Entonces es condenado por el Tribunal de Contrabando a 200.000 mil pesetas por vender carburante adulterado a cuatro gasolineras. Es un golpe, pero no le derriban. Hace las maletas y se marcha a América

Elige Puerto Rico, y allí centra sus negocios en la banca. Se hace con el control de Nuevo Banco, entidad que traspasó al Banco Santander años después. Ya tiene en su bolsillo el dinero en metálico, y en la mente el lugar perfecto donde invertirlo.

Es la macrofinca de 'La Moraleja', en Argentina. 30.000 hectáreas que convierten al frutero en un exitoso empresario. Y en cierta manera, en un mecenas para políticos, especialmente para Manuel Fraga. En 1979, Fraga le proporciona un despacho en la calle Orense de Madrid. La relación con el recién dimitido líder de Alianza Popular se consolida y en 1982, Fraga nombra a Ángel Sanchís tesorero del partido.

Alianza Popular, y después el PP, es el lugar donde el rico empresario comienza a relacionarse con Luis Bárcenas. Relación laboral en la política y fuera; porque, aunque el hijo de Sanchís lo niegue, informaciones de laSexta Noticias demuestran que Rosalía Iglesias, la mujer de Bárcenas, aparece en la lista de accionistas de la empresa que gestiona 'La Moraleja'.

Su entrada directa en política no acabó con su carrera como empresario, ni con sus problemas con la justicia. En 1987, Sanchís fue acusado de quiebra fraudulenta de la sociedad Videoclub España SA, una empresa dedicada a la compra de derechos audiovicuales en España y Portugal.