BBS es una vieja conocida para cientos de trabajadores que aún hoy siguen esperando justicia. Residencias pagadas con el dinero de todos que fueron abandonadas repentinamente de un día para otro y que aún hoy, ya desvalijadas, muestran pistas que demuestran la precipitación.

Esta historia de desalojos repentinos y residencias tapiadas que un día fueron pagadas con nuestro dinero se repite en demasiado puntos de nuestra geografía. Verónica Segovia, una afectada, cuenta que directamente les mandaron al paro sin finiquito ni vacaciones. Por su parte, el Portavoz de la Plataforma de afectados por la BBS asegura que hay 300 afectados localizados, pero  calcula que habrá miles.

Los impagos comenzaron a principios de 2012, hasta que la Generalitat tuvo que desalojar a más de un centenar de ancianos. José Cano aún mantiene amistad con su cuidadora, Fabiana. Él es uno de los pocos ancianos que aún pueden salir de la residencia con la salud y la cabeza suficiente para recordar aquel declive. José cuenta que "faltaba de todo, no había ni cucharas para comer".

En Fuentevaqueros se ha producido la misma denuncia, la misma empresa, maneras y víctimas. Mercedes Caballero, que trabajó en el geriátrico, comenta que "era una estafa a todos los niveles, desde los ancianos hasta los proveedores".

Un entramado de  empresas que tuvo miles de trabajadores y  a día de hoy,  en concurso de acreedores,  no contesta al teléfono,  rodeada de denuncias de ex trabajadores y administraciones públicas. Tarragona, Murcia, Cruixell, Almería, denuncias de los sindicatos, citaciones urgentes... muchos documentos que demuestran la estafa en muchas zonas de España. Robert Martínez asegura que "hay muchos de estos juicios que se han resuelto a favor de los trabajadores, pero los dirigentes han desaparecido". 

También hay indignación porque muchos ancianos sufrieron con una reubicación lejana y que no esperaban. Mercedes reconoce que "han fallecido abuelos por el cambio de ubicación tan brusco que se hacía".