Tras la subida del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto sobre los Bienes Inmuebles (IBI), llegó la Reforma Laboral, que abarató el despido. “Marcará un antes y un después en lo que ha sido la legislación laboral en nuestro país” afirmaba Saenz de Santamaría el 10 de febrero de 2012.

Una reforma que no convenció a miles de españoles, que llenaron las calles el 20 de marzo de 2012 en la primera Huelga General a la que se enfrentaba el Gobierno de Rajoy.

Un mes después, el 9 de junio, se anunciaba un rescate a la banca sin precedentes, en el que Mariano Rajoy, según sus propias palabras, no fue “presionado”, sino que más bien, el que “presionó” fue él.

Los siguientes en caer fueron los medicamentos, más de 400 dejaron de estar subvencionados. Quince días más tarde, el 11 de julio, los funcionarios perdían la paga extra, que “les será ingresada en 2015 de una sola vez” reconocía la vicepresidenta del Gobierno.

Poco después, el IVA pasaba del 18% al 21%, el tipo reducido del 8% al 10%.

Pero si en estos 15 meses ha habido algo en lo que Rajoy ha querido tranquilizar a los españoles, ha sido en  las pensiones. Las palabras de Rajoy, “si hay algo que no tocaré, serán las pensiones”, no sirvieron para evitar la segunda Huelga General durante el Gobierno de Rajoy, sólo 230 días después de la primera, el 14 de noviembre.

El 30 de noviembre, Rajoy anuncia que no revalorizará las pensiones, los jubilados perdían poder adquisitivo. “No me ha sido posible cumplir con alguno de mis compromisos electorales porque he tenido que cumplir mi deber” decía el Presidente.

La pregunta ahora es, ¿qué más nos queda por recortar?