El "Edificio España" tuvo el título, durante años, del edificio más alto de Europa y no tenía nada que envidiar a los grandes rascacielos estadounidenses con sus 76 mil metros cuadrados, 117 metros de altura y un total de 28 plantas.

Costó 210 millones de pesetas, de la época, una gran suma entonces. Un gigante de hormigón que rompía el horizonte del cielo madrileño. Para ese entonces era conocido como el "edificio taco", al ser tan grande todos los que pasaban ante él soltaban una exclamación de sorpresa al verlo.

Una mole compuesta por 300 oficinas, 184 apartamentos y un hotel de cuatro estrellas. Además, tenía una galería comercial con 34 establecimientos. Había un restaurante en este último piso hubo hasta una piscina. Cinco entradas daban directamente a la Gran Vía madrileña y tuvo 32 ascensores, un récord en la época.

El tiempo acabó con el glamour del edifico. Se vació su actividad y los inquilinos se tuvieron que marchar del que se considera el corazón de Madrid. En 2005 lo compró el Banco Santander y desde entonces ha intentado venderlo sin éxito. Sus fachadas e interiores se están restaurando pero el edificio está vacío y abandonado a su suerte. Un documental retrata su demolición.

En la "noche en blanco" se le ha podido ver resurgir como en su mejor época, lleno de colores. Ha sido testigo de los grandes acontecimientos de la capital, como la celebración del mundial de España. Además, se utilizó en la candidatura olímpica como uno de los grandes símbolos de Madrid. Algo que en su día se criticó porque poco tenía que ver esta imagen con la real. La crisis había acabado con el "Edificio España" reduciéndolo a ruinas arquitectónicas. Su futuro aún está en el aire.