Domi Garrido lleva con una piedra en el ojo desde los nueve años, cuando jugando le saltó la piedra al ojo. El elemento permaneció en su ojo un total de 54 años. Ella misma acudió a varios médicos para quejarse de su existencia. El ojo le lloraba, le dolía y también le afectaba a su cabeza.

Garrido asegura que la situación le provocó una depresión de 14 años. Mientras, los médicos le siguieron diciendo que era desde un quiste hasta un problema de salud mental. Pero nadie le creía cuando ella decía que era una piedra, hasta el año 2019.

Un oftalmólogo le creyó y le mandó a Badajoz. Le operaron y le sacaron la piedra. A pesar de ello, Domi no ve nada por ese ojo. Aún está a la espera de una segunda operación para mejorar la estética de su segundo ojo dañado. El Servicio Médico de Extremadura está condenado a indemnizarla con 90.000 euros por lo sucedido.