Ya es una de las tradiciones más divertidas de las fiestas del Orgullo de Madrid, la carrera de tacones. Los participantes se suben a sus zapatos más altos (o más cómodos) y compiten por llegar los primeros a la meta sin ningún tropiezo de por medio.

El reto parece difícil pero son muchos los que se animan a participar para revindicar también con esta divertida iniciativa los derechos del colectivo LGTBIQ+.

Para algunos el secreto es tomar un poco de vino antes de correr esta aventura, para otros, lo conveniente es intentar ir rectos o incluso atarse con cinta aislante el tacón al pie para evitar que se resbale. Importante también son las rodilleras, aunque se hagan de manera improvisada con un poco de papel transparente, para conseguir acolchar la zona.

Pero sin duda lo más importante es el motivo. "Me han dicho que esto es un 'romperodillas', pero antes que nosotros hubo muchos que se rompieron las rodillas, las costillas e incluso perdieron la vida en la lucha por los derechos", explica uno de los corredores.