Existen muchos mitos, bulos y leyendas sobre los beneficios o perjuicios de tomar el agua muy fría. Lo mismo ocurre con beber agua caliente.

Lo cierto es que, como indica nuestro experto tradicionista Luis Alberto Zamora, el agua que tomamos debería de estar tibia o fresca. "Si está muy fría, el cuerpo tiene que trabajar para calentarla para ponerlo a la misma temperatura que está el organismo", eso podría dar reacciones al cuerpo.

Entre los mitos más difundidos sobre beber agua fría están el de que engorda, que interfiere en la digestión, que afecta al sistema inmune o que causa deshidratación. "No existe ningún estudio científico de una universidad conocida que corrobore todas estas afirmaciones", indica el experto.