Carlos es el padre de Aimar, el joven que presuntamente recibió golpes, patadas y puñetazos por parte de dos agentes de policía en Vitoria. En Más Vale Tarde ha contado que su hijo, que ahora tiene la nariz muy hinchada y los ojos amarillentos tras la presunta paliza, iba por un paso de cebra en patinete y cuando los agentes le dieron el alto no quiso parar por miedo a que le multasen y sus padres se enterasen. Por eso, explica, intentó escapar. Aunque reconoce que su hijo "lo hizo mal", cree que los hechos no justifican los golpes que después recibió.

"Tuvo mala suerte. Coincidió con dos elementos que no sé si deberían seguir vistiendo esa indumentaria. Mi hijo es un tirillas, y que lleguen dos energúmenos y le hagan eso...", relata en el programa. Cree que, una vez sabían que el chico era menor lo podrían haber detenido, haberle llevado a comisaría y haber llamado al tutor para que se haga responsable de todo, pero lo que sucedió "es terrible".

De hecho, apunta a que los agentes ni siquiera llamaron a los padres, que fue una testigo quien lo hizo, pues los policías no asistieron al menor cuando le dejaron con la cara ensangrentada. "Aimar pedía auxilio por las orejas", cuenta, señalando que se merecía "un escarmiento, pero no una paliza".

Además, denuncia durante su entrevista que el joven estaba engrilletado, tal y como refleja el parte de lesiones que señala que tiene erosiones en ambas muñecas. "Un testigo ha contado que recibió codazos y puñetazos. Mi hijo, cuando se vio acorralado paró y no opuso ninguna resistencia, es lo que dicen los testigos", ha indicado el progenitor.