Tras la tragedia vivida este viernes en Santovenia, Valladolid, donde un hombre se ha entregado después de matar a un vecino, herir de gravedad a un guardia civil y atrincherarse con rehenes, hemos querido saber cómo trabajan los agentes negociadores encargados de dialogar con distintos tipos de agresores en situaciones límites y cómo afrontan esa negociación. Para ello, hemos hablado en Más Vale Tarde con el psiquiatra forense José Cabrera.

"Estas situaciones se afrontan con mucha dificultad, porque el negociador es un ser humano entrenado para hablar con alguien que va a responder racionalmente, pero en casos como este tiene muy poco margen de maniobra", ha analizado el experto, que no obstante ha señalado que en este caso el autor de los hechos "se ha entregado, y ahí el mediador habrá tenido algo que ver". Aun así, ha insistido: "Es muy difícil mediar en estas situaciones en las que hay drogas, violencia; zonas marginales donde las escopetas sustituyen a la ley".

Pero ¿cómo se rebaja esta tensión en situaciones tan graves como la que se ha dado en Santovenia? "Más que confesiones y promesas, el negociador debe dar con la tecla débil de la persona, y siempre hay una tecla: una madre, una hermana, el futuro, medias verdades para rebajar la gravedad de lo sucedido. Todo para que el que está atrincherado piense que no es para tanto", ha apuntado Cabrera. El psiquiatra forense ha destacado, no obstante, que en los casos en los que hay rehenes la situación se complica mucho más.

"Cambia totalmente. Lo primero que debe saber el negociador a ciencia cierta es qué tipo de gente está con él. Si los que están con él no son rehenes propiamente dichos, sino, por ejemplo, familiares, tienen menos riesgo de sufrir daños. Pero es distinto si los que están con él pueden ser víctimas de la escopeta", ha detallado el experto, que cree en escenarios como este el negociador tiene que actuar con "pies de plomo": "Trata de decir al sujeto totalmente cabreado que hay posibilidades. Tiene que ser muy hábil y muy humilde para no cabrear más a quien está atrincherado".

En este punto, el periodista de investigación Manu Marlasca ha explicado cómo es el 'modus operandi' de los negociadores: "En este caso de la Guardia Civil, la UEI (Unidad Especial de Intervención) lleva integrado un negociador siempre. Normalmente se le pide un número de teléfono al agresor para intentar contactar con él. El trabajo de un negociador es rebajar la tensión, es su misión fundamental. La herramienta es el lenguaje, y hay incluso palabras alarma que no se deben usar en una negociación".

"Por ejemplo, 'detenido', 'cadáver', 'cárcel'. Nada de eso se debe pronunciar porque hacen aumentar la tensión. Una vez rebajada, hay que iniciar el juego de la concesión: darle algo para que el autor de los hechos te dé algo a cambio. Hasta el punto de que, en esta negociación (en la de Santovenia), consiguieron que primero saliese el novio de su hija, que era la persona que estaba con el agresor en casa", ha detallado Marlasca en Más Vale Tarde.