Se cumplen 25 años del hallazgo del cadáver de Anabel Segura. La joven hbía sido secuestrada casi dos años antes y sus restos yacían en una fábrica abandonada de Numancia de la Sagra, en Toledo.

Solo fue posible el hallazgo de esos huesos después de que la Policía detuviera a los autores de su asesinato: Cándido Ortíz, que murió dentro de prisión, y Emilio Muñoz Guadix, que está en libertad tras el final de la doctrina Parot.

La joven tenía 22 años, era estudiante de Económicas y fue una víctima por azar. Sus secuestradores la eligieron por vivir en un barrio acomodado de Madrid, La Moraleja.

No contaban con que su familia estuviera fuera y con que la joven intentara escapar. Así, cuando salió a hacer footing por su barrio, fue secuestrada por una furgoneta con destino a una fábrica abandonada de Numancia de la Sagra.

Precisamente, el acento manchego reconocible en las cintas de los secuestradores fue una prueba en la investigación. Pero esa información no se tendría hasta dos años después del crimen.

Durante ese tiempo, se difundieron audios en los que uno de los secuestradores afirmaba que la joven sería "ejecutada". Hasta el Ministerio del Interior ofreció entonces recompensas millonarias, y se produjeron dos entregas de rescate frustradas.

Nunca antes en España se habían puesto tantos medios humanos y técnicos en una investigación policial. Sin embargo, se buscaba a la joven sin saber que había sido asesinada ese mismo 12 de abril de 1993.

No fue hasta dos años después cuando detuvieron a Emilio Muñoz y Cándido Ortíz, que habían secuestrado y ahorcado a Anabel Segura dos años atrás. Solo se limitaron a decir que fue "un negocio" que salió mal.