Rosa Peral y Albert López serán los últimos en declarar en el juicio contra ellos por el asesinato de Pedro Rodríguez, el guardia urbano asesinado la noche del 1 al 2 de mayo de 2017, pareja de Rosa y compañero de trabajo de ambos.

Durante más de un mes, los dos acusados por el conocido como 'crimen de la Guardia Urbana' tendrán que escuchar todas las pruebas que hay en su contra y declararán el 11 y el 12 de marzo.

Ambos llevaban más de dos años sin verse y ahora, pese a compartir banquillo, han evitado mirarse. Su reencuentro en la Audiencia Provincial de Barcelona ha sido frío y manteniendo entre ellos la máxima distancia posible.

A Peral se la ha visto nerviosa, intercambiando notas con su abogada, hasta que ha comenzado el relato de la noche en la que murió Pedro. En ese momento, se le han caído varias lágrimas.

López, por su parte, se ha mostrado impasible: su abogado mantiene que ayudó a Rosa y que no la denunció por pena, pero la Fiscalía sostiene que lo tenían todo planeado y que mataron a Pedro para iniciar juntos una nueva vida.

Está previsto que el juicio dure hasta el 17 de marzo. Las tres primeras semanas se dedicarán a escuchar las declaraciones de los testigos, desde los compañeros de la Guardia Urbana hasta quienes localizaron el coche calcinado en el pantano de Foix. En la cuarta semana, se realizará una inspección ocular a la que asistirá el jurado popular en el escenario del crimen: el chalet de Vilanova i la Geltrú.

Versiones contradictorias

Según Rosa, Albert se presentó en la casa de madrugada, saltó el muro exterior y ella, atemorizada, subió las escaleras para refugiarse. Asegura que tras escuchar varios golpes solo se atrevió a asomarse y que entonces vio a Albert con un hacha en la mano y dio a Pedro por muerto.

Sin embargo, según la versión de Albert, nada ocurrió así: él sostiene que fue Rosa quien mató a Pedro tras una fuerte discusión y que le llamó, nerviosa, pidiendo ayuda. Según su relato, entonces él se presentó en la casa y ella le enseñó el cadáver en el maletero de su propio vehículo, aunque luego lo quemarían en el de él. Ambos coinciden en este punto: en que se deshicieron juntos del cadáver.