El dos de diciembre de 2013 Malén Zoe Ortiz sale del instituto y el bus la deja en la rotonda de Los Piratas, en Magaluf, Mallorca. Tiene 15 años, es morena y viste una chaqueta vaquera y deportivas rosas.

Con la mochila del colegio y montada en su monopatín, pone rumbo a su casa pero se da cuenta de que se le han olvidado las llaves y cambia de ruta.

Decide comer con Daniel, su novio. Llama a su padre para avisarlo, pero no le localiza y habla con su secretaria. Y en el camino hacia la casa de Daniel, a plena luz del día, el rastro de Malén desaparece.

Natalia, su madre, lo explicó así en Expediente Marlasca: "No la subieron a la fuerza a un coche, alguien hubiese escuchado algo que era las cuatro menos cuarto de la tarde. Ella no ha dejado de buscarla ni un sólo día.

La cámara de seguridad de un vivero graba los pasos de Malén a las cuatro menos cuarto de la tarde, en dirección a la casa de su novio, pero nunca llegó. Algo truncó sus planes. Comienza la búsqueda.

Se registran casas abandonadas, pozos, campos de golf, con drones y buzos, fondeando lagunas. La isla de Mallorca es barrida al milímetro, y temen que incluso ya no esté allí.

Para su familia la fuga voluntaria se descartó desde el primer momento. "Creo que a mi hija o bien la engañaron o se subió al coche de una persona muy cercana", explicó la madre en este programa.

Que su desaparición fue forzosa es algo que también piensan los investigadores. Pese al archivo temporal de la investigación, la Policía sigue buscándola.

Mientras, el padre ha llegado a ofrecer recompensas de hasta 250.000 euros. Sin respuesta. Pero ¿qué pasó con ella? ¿Qué sucedió en ese camino de poco más de un kilómetro para que su rastro desaparezca?... Seis años después, el paradero de Malén Ortiz sigue siendo una incógnita difícil de resolver.