Jesús Gutiérrez, de 83 años, desapareció el 7 de agosto en Málaga. Ocurrió a plena luz del día, la cámara de seguridad de su edificio captó la última imagen de Jesús. "Desapareció en una de las zonas más pobladas de Málaga. Es imposible que no lo viera nadie, pero no hay ninguna pista", explica Alba Molina, su nieta.

"Mi madre y yo lo vimos por última vez el mismo día de su desaparición. Aparentemente estaba bien. Mi madre se dio cuenta de su desaparición a eso de las 19:00 horas, cuando ve que no está en su casa", añade Alba. En un principio piensan que ha salido a hacer la compra. Jesús es viudo y vive solo, pero su casa está a tan solo 100 metros de la de su hija. Por eso, cuando pasan dos horas y el hombre no regresa se activa la alarma.

Se hacen las primeras batidas y se le busca sin éxito en la desembocadura del río Guadalhorce. Sin embargo, la desaparición de Jesús no es un caso aislado. "En mayores de 65 años tenemos aproximadamente unas 400 personas que no son localizadas. Eso corresponde a un casi 5% de las denuncias", apunta Joaquín Amills, presidente de SOS Desaparecidos.

José Morilla, de 85 años, desapareció de una manera muy similar a la de Jesús: a plena luz del día, en Córdoba. Su rastro se perdió el viernes 21 de agosto. Tres cámaras de seguridad captaron su imagen por la mañana y dos horas después le ubicaron en una gasolinera cercana. Iba sin llaves, sin dinero y sin móvil. Está ilocalizado desde hace 47 días. Creen que podía estar desorientado, tras meses sin salir de casa, pero no tiene ningún otro trastorno.