Ser testigo protegido en España no es lo mismo que serlo de grandes procedimientos contra el yihadismo o la mafia en Estados Unidos. Allí, la figura del testigo protegido está desarrollada, pero en nuestro país "casi siempre lleva a la tristeza y hasta el arrepentimiento", explica Marlasca.

Una mujer, testigo protegido por delatar a un yihadista que quería cometer un atentado en Madrid, cuenta que no se arrepiente de lo que hizo, porque dice, "sé que he salvado vidas", pero el sentirse "tan desprotegida por parte del Estado, me hace pensar si valió la pena",

Está obligada a declarar en el juicio, responder a todo lo que le pregunten y relatar qué vínculo tienen, pero no le garantizan que el acusado no la reconozca, más allá de un biombo.

Los jueces piden más medidas para proteger a los testigos: "Se podrían habilitar salas específicas donde puedan esperar o circuitos cerrados de videoconferencia".