Los ladrones de tumbas existen. Así lo demuestra la llamada 'Operación Crucix', en la que la Guardia Civil ha detenido a cinco personas por desvalijar cementerios: una pareja que presuntamente cometía los robos y tres hermanas que recepcionaban el material sustraído.

Estos robos se llevaron a cabo en una veintena de pueblos durante un periodo de 10 meses, en los que se llevaron más de 450.000 euros en figuras y crucifijos que se llevaron de las tumbas y nichos.

En concreto, el pasado 9 de diciembre fue arrestada la pareja que presuntamente efectuaba los robos, tras un registro en su chalet de Guadamur, en Toledo. Llevaban operando desde febrero y llegaron a robar más de 850 cristos, siempre con el mismo modus operandi: robaban los ornamentos funerarios, los llevaban a su casa y allí los despiezaban.

De esta forma sumaron un botín de más de 2.200 kilos de bronce recuperados por la Guardia Civil. El valor aproximado de todas las piezas robadas rondaría los 450.000 euros, según Alicia Velasco, portavoz de la Benemérita.

Parte de este botín fue hallado en el registro de la vivienda esta pareja, de 38 años. Los agentes llegaron hasta ellos tras iniciar una serie de inspecciones y hallar en una de ellas imágenes ornamentales funerarias procedentes de estos robos.

En Humanes, Madrid, encontraron a las receptoras del metal, tres hermanas que también han sido detenidas. Dos de los cinco detenidos están en prisión: según detalla Velasco, de la pareja de presuntos ladrones, la mujer no tenía antecedentes penales, pero sí el hombre.

Cerca de un millar de familias toledanas estarían afectadas por estos robos, ya que los detenidos asaltaron cementerios en 21 municipios. Uno de sus objetivos preferidos era el cementerio de Polán, en el que entraron hasta en seis ocasiones, y al que accedían trepando de noche: de allí llegaron a llevarse hasta 200 cristos en el mes de agosto.

Ahora, la Guardia Civil se enfrenta a la dificultad de que las piezas robadas sean identificadas por sus legítimos dueños, ya que muchos de estos ornamentos son prácticamente idénticos y no han sido reconocidos aún por sus propietarios. De momento, tampoco ha sido reclamado otro ornamento funerario incautado: un ángel valorado en más de 30.000 euros.