Un padre y sus dos hijos menores murieron ahogados la tarde del 24 de diciembre de 2019. Así lo determinó la autopsia. Los tres eran británicos y estaban de vacaciones en España junto al resto de la familia: la madre y una tercera hija.

Ella, la joven de 14 años, fue la que lo presenció todo. Impotente y sin poder hacer nada, vio como un baño en familia, se convertía en una trampa mortal para su padre y sus hermanos. Además, ante los agentes, la chica declaró que no olvidara cómo los tres se resbalaron hacia la parte profunda.

Durante 48 horas se barajaron todo tipo de hipótesis. ¿Por qué ninguno alcanzó la superficie? ¿Algo les succionó hasta el fondo? ¿Había algún problema en la piscina?

Para la Guardia Civil, todo fue un accidente. Según sus primeros datos, ninguno de los fallecidos sabía nadar, pero la familia no tardó ni 24 horas en desmentirlo. "La madre insiste en que las tres personas que fallecieron sabían nadar", explica Javier Torodia, abogado de la familia.

Según su versión, el padre y los dos menores de 9 y 16 años accedieron a la piscina por las escaleras, pero algo hizo que se vieran arrastrados a la zona de mayor profundidad y que no consiguieran salir de allí con vida.

Es la versión que han llevado ante la jueza, que acaba de autorizar que un perito revise la piscina, compruebe el funcionamiento de los motores, el cuadro eléctrico, la fuerza de succión de los sumideros, y la instalación eléctrica de la misma.

La jueza también ha pedido que revisen la licencia del club y hasta las cámaras de seguridad, lo que se grabó entre las 10:00 y las 18:00 horas el 24 de diciembre. Quizás, en esas imágenes, esté a simple vista la clave de lo que pasó realmente en esa trampa mortal.