Trituradoras, disolventes, productos químicos de todo tipo y sacos de carbón, donde venía impregnada la cocaína desde Colombia. Eso es lo que se ha encontrado la policía nacional en un laboratorio clandestino en Toledo con capacidad para producir dos toneladas de droga al mes.

Luego la secaban, volvían y de nuevo con procesos químicos la convertían en ladrillos listos para su venta. "A la droga tienen que darles salida porque hay sobreproducción en Colombia", explica Antonio Martínez Duarte, jefe de la Brigada Central de Estupefacientes.

La Información llegó desde Colombia a principios de este año. Un grupo disidente de las FARC pretendía instalarse en nuestro país para introducir y mover

grandes cantidades de coca. Así comenzó una la investigación de la Brigada Central de Estupefacientes que siguió el rastro de la coca desde la selva colombiana.

"Se consiguió primero localizar el laboratorio de gran producción. Les pillamos de noche, en pleno proceso de elaboración", indica Duarte. Lo localizaron el interior de un chalet de Casasbuenas, en Toledo, y tenía capacidad para producir 30 kilos de cocaína al día. En su interior se intervino siete kilos de coca lista para su venta y siete toneladas de productos químicos. Además, se detuvo a cuatro personas.

El Ejército colombiano hizo su parte. Allí en Tolima, en la selva, desmantelaron el laboratorio de procedencia. Con capacidad también para producir una tonelada al mes.

En esta operación, la primera conjunta con el Ejercito colombiano, se ha detenido a nueve personas, entre ellas el líder de la organización, el disidente de las FARC y al español que importaba el carbón de hulla impregnado de coca.

La entrada en el laboratorio se produjo antes de que la coca pudiera distribuirse en la calle.