En el interior se encontraba un cliente que fue reducido violentamente por uno de los asaltantes arma en mano, mientras el otro atracador se dirigió con el empleado a una habitación del fondo del salón de juegos donde se encontraban las cajas fuertes que contenían el dinero en efectivo y de esta forma lograron sustraer los 34.000 euros para luego abandonar el lugar.

Fruto de la investigación y del análisis de las grabaciones de las cámaras de seguridad, los agentes sospecharon desde un primer momento del empleado, tras comprobar que dejó abiertas las cajas de seguridad, una de las cuales tiene un sistema de retardo, y que esto no era práctica habitual en los trabajadores del establecimiento sino más bien una negligencia.