El ECIO, el Equipo Central de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil, es como el 'CSI' español. Sus miembros son los encargados de desplazarse al lugar de los hechos y analizar la escena del crimen centímetro a centímetro hasta encontrar indicios.

Ellos son los que han inspeccionado la casa de Manuel en la que desapareció Marta Calvo, han recogido pruebas del chalet de Pioz o buscando indicios en la cocina de Dana Leonte.

Entrenados para que no se les escape ni el más mínimo detalle, simulan escenarios para perfeccionar su labor. En sus prácticas suelen usar desde sangre simulada hasta casquillos de balas. Todo para hacer que se asemeje lo máximo posible a lo que podrían encontrarse en la vida real.

Pero, ¿qué pasa cuando encuentran un indicio? Los pasos a seguir son claros: primero lo fotografían tal cual lo han hallado. Después lo marcan y toman otra imagen para proceder ya a su registro, y cada detalle queda reflejado en las hojas de trabajo.

De esta manera, como todo esta documentado, se consigue que los errores se reduzcan al mínimo posible.

Pero su 'modus operandi' tiene dos excepciones: si el indicio puede destruirse o si encuentran en la escena del crimen un arma de fuego. Estos casos automáticamente se convierten en prioritarios, para que nadie salga herido y no se eliminen pruebas.

Además tienen a su disposición los mejores recursos, desde luces forenses hasta reveladores de huellas.

Para entrar en el ECIO se necesita un buen currículum y haber tenido experiencia previa en este campo. Por norma general, quienes forman parte de este equipo, que cuenta con 11 agentes, suelen haber estado destinados en policia judicial.