Han pasado 11 años desde que Marta del Castillo desapareciera en una casa de la calle León XII de Sevilla. Según la justicia, fue asesinada por Miguel Carcaño, que está condenado a 20 años por ese crimen.

Lo cierto es que 11 años después hay piezas por unir en un juzgado de Sevilla para paliar el dolor que unos padres aún no han podido velar el cuerpo de su hija. Ahora, un juzgado de Sevilla ha reabierto el caso.

En el año 2017 Antonio del Castillo tiene la única entrevista con Miguel Carcaño. Entonces, el presunto asesino le ofrece una nueva versión y le hace entrega de una documentación que el padre de Marta del Castillo estudia y entrega el juez. Tras ello, el magistrado decide reabrir el caso.

El juez busca así que la Policía compruebe la veracidad de estos testimonios y documentos para, o bien poder implicar a más personas en la muerte de Marta del Castillo o bien encontrar su cadáver.

Lo que hasta ahora no se sabía y esta semana ha publicado el diario de Sevilla es que los hermanos habrían cometido un delito de estafa y falsedad documental para conseguir un crédito de 108.000 euros con el que se adquirió la casa donde se cometieron los hechos.

Una estafa con vida laboral, nóminas y contratos falsos de Carcaño que se quería ocultar a toda costa y por la que Marta habría pagado con su vida.

Los nuevos datos se saben gracias a la propia colaboración de Carcaño tras la reunión que el padre de Marta en 2017, cuando fue a visitarle a la cárcel. Allí le dijo que el cadáver de su hija estaba en la finca de la Majaloba, en La Rinconada, e insistió de nuevo en que fue su hermano quien la mató golpeándola con la culata de un revólver. Una versión que dio por primera vez en 2013, aunque el juez que instruía el caso entonces decidió

acordar el sobreseimiento.

Después de esta declaración dio hasta siete versiones diferentes. Su palabra no vale nada, pero autorizó a la familia de Marta a que pidiese al banco la documentación relacionada con el crédito hipotecario, y ahora el juzgado ha decretado apertura de diligencias. El objetivo es comprobar la veracidad de esos papeles y si pueden aportar datos que lleven a encontrar el cuerpo.

El hermano quedó en libertad, al igual que su pareja y Samuel Benítez, también investigados. Tan solo Francisco Javier García, el Cuco, fue condenado a dos años y 11 meses por encubrir un crimen que confesó haber cometido él, golpeando a Marta con un cenicero.

Los restos de sangre de la joven hallados en su cazadora no dejaron lugar a dudas. Esa sigue siendo, hasta que la investigación concluya definitivamente, la verdad por la que cumple una pena de 20 años.