Una de las principales alternativas que se barajan para sustituir al 'Ángeles Alvariño' cuando deje finalmente de buscar a Anna y a Tomás Gimeno en aguas de Tenerife es un submarino tripulado llamado 'Piscis VI'. El jefe de investigación de laSexta, Manuel Marlasca, ha podido ver cómo es por dentro.

Y es que la Guardia Civil está buscando alternativas al buque oceanográfico y a su robot, el 'Liropus 2.000', que ha sufrido muchos problemas técnicos en las últimas semanas.

El 'Piscis VI' es una de ellas: se encuentra en estos momentos precisamente en Radazul, en la propia isla de Tenerife. Pertenece a una empresa canadiense, mide casi seis metros de largo y es capaz de grabar y de recoger objetos del fondo marino con sus brazos articulados para subirlos hasta la superficie.

Fabricado en los años 70, todo el instrumental del submarino ha sido renovado recientemente. Puede descender hasta 2.180 metros de profundidad y permanecer rastreando y buscando en el fondo marino hasta ocho horas seguidas.

¿Cómo opera? Pierre Beltrán, ingeniero del 'Piscis VI', explica que el submarino tiene que estar "en una embarcación del mismo tipo del Alvariño y una vez se encuentra el punto exacto donde se tiene que hacer una investigación, en ese momento se pone el submarino en el agua, los operadores entran al submarino, se sumerge y va a hacer su misión".

Hasta la fecha se ha usado para investigaciones subacuáticas, documentales o en plataformas petrolíferas. Tiene una capacidad máxima de tripulación de cuatro personas y está aún a falta de los últimos reciclajes para poder lanzarse al mar en busca de Tomás Gimeno y Anna.

Manuel Marlasca detalla que el equipo del 'Piscis VI' es un equipo multidisciplinar donde hay ingenieros, pilotos y biólogos y que pertenece a una empresa norteamericana que se instaló en Tenerife en diciembre con la idea de hacer trabajos de investigación oceanográfica, de ingeniería submarina, de rodajes cinematográficos e incluso turismo submarino.

La empresa eligió la isla canaria para instalar el submarino porque allí a muy poca distancia de la costa ya hay un fondo submarino muy profundo: a cinco millas ya hay unos 1.500 metros de profundidad. Ahora, el problema que tiene para ponerse a trabajar es de homologación, según detalla Marlasca, ya que cada prueba que hace el submarino tiene que ser documentada para comprobar que funciona y eso lleva tiempo.

Según precisa el jefe de investigación de laSexta, fue la Guardia Civil la que se puso en contacto con los responsables del 'Piscis VI' para preguntar si podrían contar con él. Técnicamente es un aparato perfectamente dotado para bajar a las profundidades requeridas, apunta Marlasca, que señala que, además, posee una ventaja sobre el robot 'Liropus 2000': al ser tripulado, en el 'Piscis VI' hay también unos ojos humanos que pueden ver lo que hay en ese fondo marino gracias a la iluminación del submarino y pueden elegir qué subir hasta la cubierta del buque.