Los fieles y vecinos de la Iglesia de La Palma, en Algeciras, siguen en shock tras el asesinato de su sacristán a manos del atacante que minutos antes había herido al sacerdote de otro templo cercano. "Seguimos en una película", reconoce el párroco de La Palma, Juan José Marina, que lamenta en Más Vale Tarde el final "muy triste y doloroso" de lo ocurrido. Una desgracia -dice- que "no es fácil" de asumir.

El sacerdote, que en el momento del ataque se encontraba en una parroquia vecina, está convencido de que el autor del ataque quería matarle a él: "Si el cura, o en este caso el párroco os está hablando, es porque el sacristán ha muerto. Sí, iba a por el cura", asegura.

Preguntado al respecto, el religioso apunta que, en la Iglesia de San Isidro, la primera en la que entró el atacante, este irrumpió "en mitad de una eucaristía llena de cristianos", donde "él mismo expresó que no iba a hacer daño a las personas", sino que al "único que iba a hacer daño era al sacerdote".

Tras herir al cura de San Isidro, llegó hasta La Palma, en cuyo altar se encontraba Diego, el sacristán. En ese momento, señala Juan José Marina, había "muchísimas personas dentro de la iglesia", incluidos "20 niños de catequesis", sus madres que esperaban en la calle, el "coro de la parroquia ensayando abajo" y "las personas que estaban rezando en la iglesia". Sin embargo, continúa el párroco, "en ningún momento se acercó a nadie, fue directamente para el que estaba en el altar".

De hecho, detalla el cura, "cuando empieza todo", una catequista cree que la va a matar e incluso "se pone de rodillas" pidiéndole que no lo haga: "Él pasa de largo", abunda el sacerdote, que insiste en que el atacante, que "nunca había venido" a la iglesia antes, "va directamente a Diego". "Era mis pies y mis manos", dice Marina de la víctima mortal, a quien describe como "una persona siempre generosa" que "conocía a muchísima gente" en Algeciras.

Puedes escuchar la entrevista en el vídeo que ilustra estas líneas.